¡Pues sí! Me encantan esas comidas que alargas hasta la noche y acaban con algún que otro gintonic.
Después de alguna cerveza una botella de vino e intentar arreglar el mundo, aún podíamos hablar.
Y vaya que si podíamos hablar.
Cuando un amigo se suelta y te dice que necesita 15.000 €, la cosa ya fluye.
La verborrea que tenía mi compañero era espectacular.
Quiero invertir en mi empresa Marcos. Además de dedicarnos a construir, queremos abarcar la venta de todo el material de decoración que necesiten los clientes.
Ese es el resumen de media hora contándome su proyecto.
La idea no era mala.
Os la he contado para que no os penséis que dejo 15.000 € como si los tuviera sueltos en el bolsillo.
No soy Colonques. ¿Sabéis quien es Colonques?
Joder, siempre me voy por las ramas. Sigo.
Le propuse dos opciones.
Te dejo 15.000 € con la siguiente condición:
Si pasa un año me devuelves 15.500 €, si me lo devuelves dentro 2 son 16.000, así progresivamente.
La cara de perro que puso mi colega no sabía muy bien si era porque le gustaba la idea o porque no.
Igual se esperaba que se los dejara gratis…
Cuéntame la otra opción Marcos.
Puedo invertir 15.000 € en el proyecto.
Si el proyecto tiene beneficios, me llevaré el 20% de esos beneficios. De esta manera me involucro haciéndome partícipe de tu empresa.
Eligió la segunda.
PD1: Acabo de explicar y mi compañero ha entendido a la perfección, el concepto de renta fija con la primera opción y de renta variable con la segunda. Sencillo.
PD2: Si la empresa fuese telefónica, no creo que me hubiera involucrado como hice con él. Simplemente una aclaración para los amantes de la renta variable. Os contare más sobre esto otro día.
PD3: Me planteo hacer explicaciones con gin-tonics de por medio, el resultado es maravilloso. Aunque a mi hígado no creo que le haga mucha gracia.