Y si me ves sin barba ya… ¡Parezco un churumbel!
Llevo tiempo intentando poder reunirme con el padre de un amigo mío que trabaja en el sector sanitario.
Simplemente le he dicho varias veces que quiero sentarme con él para valorar su situación a nivel financiero. Sin compromiso alguno.
Si está bien planificado y gestionado su patrimonio, se lo comunicaré y lo celebraré.
En caso de haber alguna mejora le propondré una alternativa.
Hacía tiempo que había dejado de insistir. No quiero ser pesado.
El pasado viernes en el mismo sitio dónde fui a comer me encontré con él: ‘Muy buenas Sergio! ¿como va todo?, Buen provecho…’
Al acabar de comer, cómo tengo suficiente confianza con él, estuvimos tomando el café fuera del local. Y me atreví a hacerle una pregunta, con la mascarilla puesta por supuesto.
No, no le pregunté si podíamos reunirnos.
Sergio, me encantaría que me contaras, con toda la sinceridad del mundo, por qué siempre evitas reunirte conmigo o no muestras ningún interés por ello.
Os resumo lo que me dijo la media hora que estuvimos hablando de manera distendida.
“Eres muy joven Marcos. Si no has tenido tiempo de gestionar tu patrimonio, ¿cómo vas a saber gestionar el mío?”
Si, soy joven, ¿y qué?
Precisamente porque soy joven deberías aprovecharte mientras dure.
Dentro de poco estaré forrado, le decía para destensar la situación, y Sergio se reía…
Además, ya estaré anticuado. Ahora soy aire fresco. Estoy motivado, me apasiona lo que hago y no puedo estar más ilusionado. Poco a poco le sonaba mejor lo que le iba diciendo.
Hoy sólo tengo 130 clientes y más de 2 millones de euros que ellos han confiado en mí.
¿Dentro de poco? Quizá ya no tengas la suerte de que sea yo quien te ayude a planificarte.
Pero no pongas esa cara hombre Sergio, que los cafés de media hora nos los seguiremos tomando.